nuevo testamento

os presento el vodoo dolly, mi tema favorito de uno de los lives que más me hubiese gustado poder presenciar en directo… siouxsie and the banshees en estado de gracia, en cuya formación militaba por aquel entonces, a la guitarra, robert smith (alias el profeta curador) en el london de 1983, sacudido por la oscura resaca post-punk (por suerte fue editado bajo el nombre de nocturne (en vídeo y en audio), para mi posterior goce y envidia).

sin nada de las gilipolleces hardrockero-vampirescas, tamizadas por dragones y mazmorras, de la corriente deathrock de la costa oeste de los usa, ni las poses de cyborg post-nuclear, con que mi tan amado e.b.m. preñó al rock gótico centroeuropeo, y que dio lugar a una sarta de mutantes alucinados más interesados en hacerse fotos durmiendo en un ataúd de plexiglás disfrazados de mariscal de campo versión sado-maso que en la profundidad de las líneas de bajo y las texturas existencialistas de las guitarras, comunmente encasquetados en ese difuso paquete conocido como darkwave. a partir de aquí, lo siniestro se hizo grotesco en la gran mayoría de casos… por suerte, no en todos: el gérmen neoyorkino, con su pose arty y sus bases funkoides, y la herencia fría e industrial latente en el subsuelo mancuniano, habían calado muy hondo; tanto que necesitaron una década para que viésemos brotar los nuevos esquejes transgénicos que estaban siendo abonados por los seres oscuros más visionarios con lo que aprendían cuando los ingenieros les permitían jugar con el pro-tools, husmeaban las perfectas arquitecturas del barroco, oteaban ell horizonte para toparse con el retumbar de los bombos y los bajos gordos detroitianos, y/o se distraían viendo como el indie-kid de turno saturaba las guitarras de feedback en readding para, luego, irse a bailar ciego hasta las cejas de psicoactivos semilisérgicos en hipnóticas sesiones desprovistas, cada vez más, de lineas melódicas.

la lección estaba bien aprendida en la genética de la nueva especie: el estudio ofreciendo nuevos horizontes casi infinitos por explorar, la herencia negra del rythm’and’blues vista desde un prisma minimal que obviase la necrosis con que los whitey malotes lo habían dejado tras tratar de hacérselo suyo, y la atmósfera y la profundidad como fines en sí mismos, generadas a base de masas sonicas salidas de instrumentaciones bastardas enquistadas en estructuras perfectas. mientras, el fétido sobaco del mundo trataba de desodorizarse en la enésima fuente de la eterna juventud tratando de oler a nomeimportauncarajo con una camisa de leñador por vestuario. el post-post-punk, finalmente, había conseguido deconstruir el rock: el post-rock había nacido; en el plano formado por los tres puntos más distantes al garaje: los conservatorios, las facultades de informática y los clubs de techno.

sonic youth, mientras, habían hecho ese mismo camino ellos solitos sin tan siquiera despeinarse. ellos no bailan ni falta que les hace; ellos fueron quien hicieron bailar a kurt cobain en la cruz de la mtv y su séquito de fariseos al ponerlo a tiro de judas david geffen, que lo vendió por un puñado de monedas como carnaza, para que redimiese al rock de todos sus pasados pecados. así, dios pudo seguir, sin que nadie viniese a joderle la marrana tratando de sacarle una estampita para poder vendersela a los fieles, en su trono, en ese plano existencial que está mucho más allá del bien y el mal, al que invitaron por un tiempo al querubín jim o’rourke para comprobar que, como dicen las antiguas escrituras, dios es uno y trino: sonic youth=thurston moore+kim gordon+lee ranaldo.

y es que como dijo schiller, y asimov le tomó prestado muy sabiammente:

«ante la estupidez, los propios dioses, luchan en vano?»

un par de ejemplos para poder juzgarlo: